viernes, 10 de agosto de 2007

HISTORIA

Extractado de:

> Fundación:
A 30 Km. al norte de la ciudad de Colón, cabecera del departamento del mismo nombre y coronando las cumbres de unas cuchillas de escasa altura, se encuentra la ciudad de Villa Elisa.
Fue fundada el 10 de noviembre de 1890 por Héctor de Elía en casi 7500 hectáreas de su propiedad, que fueron hipotecadas para entregarlas en concesión (en aquella época se promovía la colonización de tierras mediante la exención del impuesto inmobiliario por diez años).

Villa Elisa al igual que sus colonias vecinas: Vázquez, El Carmen, San Francisco, El Pantanoso, Las Pepas, San Antonio, La Clarita, y Arroyo Barú entre otras, nació casi exclusivamente para recibir a los colonos europeas que por aquella época vivieron a estas tierras en busca de un futuro prometedor.

Es así que tres corrientes bien definidas constituyeron prácticamente el total de la población de la Colonia original:
- Suizos (de la región de Valais).
- Italianos (de la región del Piamonte).
- Saboyanos (provenientes de Francia).
Estas corrientes arribaron a estas tierras en épocas de la fundación de la Colonia San José (1857), por el Gral. Justo José de Urquiza.

En conjunto con unión y mucho esfuerzo, y sin diferencias racistas, supieron construir la “villa”.
Su nombre recuerda al de su esposa doña Elisa Dickson, en cuyo honor le fue puesto.
Héctor de Elía, administrando los campos que fueron de su padre, comienza a soñar su obra colonizadora.

> La colonización de Villa Elisa:
Un gran número de los primeros pobladores de Villa Elisa, provenían de la Colonia San José, estos nuevos emigrantes, o son los hijos de los primeros inmigrantes que buscan independizarse y formar su propia familia aquí, o son los propios inmigrantes que desean continuar su crecimiento y no pueden hacerlo en su colonia.
Una gran parte también son inmigrantes llegados a la Argentina por esos años, la mayoría individualmente, y no como parte de contingentes como lo eran a principios de la colonización.
Héctor de Elía escribe al margen de uno de los libros de su biblioteca: “en 1890 el señor de Elía introdujo por los puertos de Colón y Concepción del Uruguay, 367 familias de inmigrantes”, pero no menciona si lo hizo individualmente, o como parte de un contingente.

> El fundador Don Héctor de Elía:
Hijo de Don Genaro de Elía y de Doña Dolores Coe Balcarce, nació el 27 de febrero de 1858 en Río Negro, República Oriental del Uruguay, debido a que su padre por desavenencias con el Gral. Justo José de Urquiza debió abandonar nuestro país buscando protección en el país de la otra orilla.

Tuvo 4 hermanos: Jorge, Sara, Genaro y Rodolfo.
Héctor cursó sus estudios primarios, secundarios y secundarios y universitarios en la Capital Federal.

Se casó con Elisa Dickson Keen, con quien tuvo dos hijos: Julia Dolores y José María.

Entre 1888 y 1889 compró las 7536 hectáreas de verde tierra entrerriana para formar su estancia y la villa. Es así que el 10 de noviembre queda oficialmente fundada la misma con el nombre de “Elisa”.

Dedicó gran parte de su vida al estudio, a la ganadería y a la agricultura, al mismo tiempo que fundó también otras colonias.

Además de la preocupación por la marcha y el progreso económico, Elía se preocupaba también por la educación y el aliento de las prácticas religiosas.

Se separa de su esposa, sin saber la fecha precisa, y la misma se traslada a Londres donde fallece el 28 de octubre de 1921.

Los descendientes de Héctor de Elía:

HECTOR DE ELIA
ELISA DICKSON JUANA IRIBARREN
José Maria de Elía Julia Dolores de Elía Esteban de Elía
Josefa Mastach Schickendantz Juana Putallaz
- José María de Elía - Gladys Noemí
- Héctor José
- Alicia Estela

- Juana Iribarren (1868-1927) fue el ama de llaves de la estancia “El Porvenir”, y fue con quien pasaría los últimos años de su vida.

Héctor de Elía falleció en Concepción del Uruguay el 27 de abril de 1922, en el hotel “Concordia” (hoy Diario La Calle).
Sus restos descansaban en el cementerio de esta localidad cuando en 1980, para el 90º aniversario de la fundación de Villa Elisa, por pedido de familiares y vecinos fueron trasladados hasta ésta.


> El trazado de la ciudad: los primeros pasos.
Héctor de Elía le encargo a su amigo Juan Leo la diagramación de una villa con un trazado de avanzada para la época, con orientación Noroeste- Sureste, logrando que todas las casas de la ciudad reciban luz solar durante todo el año, con la inclusión de dos anchas avenidas que se cruzan en el centro de una cruz mediante una amplia rotonda cuyo terreno el fundador donó para la edificación de la iglesia católica, centro espiritual de la villa, flanqueada por cuatro espaciosas plazas. El patio de la iglesia era el lugar de la reunión de los vecinos elisenses y sus colonias luego de la misa de los domingos.


> La primer iglesia: Iglesia Virgen Niña.
Si bien contó con la aprobación del fundador de la ciudad, en un principio el templo no fue bendecido debido a que encontrándose en un terreno público, no había sido aprobado por la Oficina General de Tierras de la Provincia.
Fue su primer Capellán el padre Augusto Hofflack, quien nacido en Bélgica en 1848 había ejercido sus primeros años de sacerdocio en ese país. Luego de ser trasladado a la joven República Argentina se desempeño en la localidad vecina de Villaguay, llegando finalmente a Villa Elisa en 1897. Fue el Capellán durante unos quince años hasta ser trasladado nuevamente a su país natal donde falleció.
Hoy es recordado con el honor de que la rotonda donde se halla ubicado el santo edificio y los aposentos parroquiales lleven su nombre, junto a un busto en su honor en el playón de la iglesia.


La Capellanía de Villa Elisa, luego de 16 años de ser fundada fue elevada a la categoría de parroquia el 19 de junio de 1913, atendiendo a un gran número de feligreses esparcidos por varias colonias vecinas.

Fue el primer párroco el Presbítero José Megna, quien construyó la torre del campanario, que hoy es usado, y el atrio del antiguo edificio.

Con el pasar de los años se hizo evidente que la feligresía católica elisense había aumentado por lo que se hizo necesario la construcción de un nuevo edificio parroquial, así es que por iniciativa del padre Jorge Schroeder en agosto de 1936 se firmo un contrato para comenzar a edificar la nueva iglesia, por delante del antiguo edificio. Sin embargo quiso el destino que el padre Schroeder falleciera en noviembre del mismo año.

En 1936 se celebro misa por primera vez en el actual edificio, al que le faltaba la torre. Debido a los problemas económicos, esta parte de la construcción se constituyo en una ilusión para los católicos, hasta que en 1983 y con el padre Juan Esteban Rougier, hijo de la ciudad y a cargo de la parroquia desde 1965, como precursor, se reúnen todas las instituciones elisenses y se dedican a la recaudación de los fondos necesarios para la construcción de la parte faltante mas importante. La obra quedó finalizada el 19 de junio de 1985.


Actual iglesia

> El centro de la ciudad:
En el medio de un salón contiguo a la iglesia, que en los comienzos de la villa funcionara como parroquia, se encuentra un mosaico con ornamentación especial que señala el centro geográfico del plano de la ciudad, tal cual la diseñara el fundador Héctor de Elía.

> La estancia y su museo:

Fue construida aproximadamente en 1885, fue la residencia del fundador y desde donde dio origen a la villa.



Héctor de Elía antes de fundar Villa Elisa, le compra a Juan Medina el casco de la estancia y algunas hectáreas de campo a su alrededor, denominándola “El Porvenir”.

A principios del siglo XX le incorpora un artístico mirador inspirado en el renacimiento italianizante. Luego de habitarla por muchos años, después de fallecido Héctor de Elía, la casa pasa a manos de su hijo Esteban y luego a su nieto José María y por ultimo estuvo habitada por Don Amaranto Viollaz.

El 2 de septiembre de 1980, la Municipalidad de Villa Elisa, adquiere al Sr. Pascual Enrique Viollaz el casco y 2 hectáreas de campo con el fin de crear un museo regional, donde se muestre la historia del inmigrante.
Al hacer su adquisición se tuvo en cuenta el valor histórico del inmueble por haber sido residencia del fundador, por ser la construcción mas antigua de la zona y un exponente de los cascos de estancia comunes en el siglo XIX que ostentaban un mirador de vigilancia.

Ejemplos de los objetos utilizados por los primeros pobladores. Actualmente se encuentran expuestos en el museo.


Instrumentos de cocina


Vestimenta de época


Sala del Museo



Comedor


Costura

Barbería

> El ramal y la estación “Elisa”:
El Ramal Ferroviario que une las localidades de Villa Elisa con Caseros, fue inaugurado el 21 de julio de 1907, con una extensión de 36 Km., con dos poblaciones intermedias Pronunciamiento y 1º Mayo. Esta línea Férrea se comenzó a construir a fines de diciembre de 1905, el contratista de la misma fue el Sr. Benito Gustavino, los galpones y los tanques de agua fueron realizados bajo la dirección del Sr. Alejandro Passina quién dio por concluidas las obras en mayo de 1907. La línea fue inaugurada con un importante acto que congregó unas 300 personas del pueblo que asistieron a un gran almuerzo en el mismo predio y hasta pasearon en el novedoso transporte.
Este ramal fue desafectado y abandonado de todo servicio y mantenimiento a partir del mes de julio de 1980, por lo que su grado de operatividad se encontró totalmente condicionado a su limpieza y arreglos generales.
La Estación mostraba su armazón de chapas, su cartel de letras grandes, su tanque de agua a lo lejos, sus señales en la vía, su sala de espera provista de un reloj grande y unos bancos de madera.

Eran tiempos de andenes trajinados y vagones completos, mientras la Villa crecía despacio, sin saber que algún día esas imágenes se volverían recuerdo; “ELISA” la vieja estación del pueblo aquella que como tantas otras se quedó sumida en el silencio.
Por iniciativa del Ferrocarril Central Entrerriano, la estación fue habilitada al tráfico en 1907 cuando solo se extendía de Villa Elisa a Caseros. El primer jefe de estación fue Aldao quién debió darle marcha a la actividad ferroviaria en la Villa. Para el año 1910, en medio de decenas de proyectos que hablaban de tender vías por todos lados, se empezó a plantear la extensión del ramal desde Villa Elisa a la Fabrica Colón (actual Pueblo Liebig), a Jubileo o San Salvador, según las 3 iniciativas que se contemplaban posibles. Finalmente se decidió por la opción Villa Elisa- San Salvador y en 1912 quedo habilitada esta prolongación hasta la actual capital del arroz. Tres años más tarde fueron fundadas las estaciones de La Clarita y Arroyo Barú.
La mayor actividad en la estación “ELISA” se registró desde fines de la década del 20 hasta fines de los 60. Durante muchos años el tren fue el único medio para transportar la hacienda, las aves o la cosecha que se vendía a compradores de afuera a la vez que se usaba para traer alimentos, ropa, muebles y herramientas que surtían a los almacenes de la Villa.
En la primera década era común ver a los troperos que llegaban arreando cientos de animales desde la Suiza, Santa Rosa o La Matilde para embarcarlos en algún expreso de 20 o 30 vagones que salía al día siguiente. Las tropas se amontonaban en los caminos y campos cercanos, mientras los troperos hacían guardias de a caballo, sin importarles las inclemencias del tiempo. También solían llegar los colonos con sus carros repletos de bolsas de trigo o lino, de cajones de huevos o de jaulas con aves. Además todos los días pasaba un coche motor que le permitía a la gente del pueblo viajar de un lado a otro.
La estación tenía una sala de espera, una boletería, una sala de encomiendas, la oficina de telégrafo y un galpón para almacenar cargas. Incluso en los años de mayor actividad, la firma Goldaracena, había construido dos galpones grandes que se usaban para deposito de cereales (después fueron desarmados).
En el lugar trabajaban un jefe, dos o tres empleados de sala, un cambista que hacia las maniobras con el tren, un capataz y su cuadrilla volante, encargados de limpiar y arreglar las vías. El Ferrocarril alargó su auge hasta fines de la década del 60, y en la década siguiente empezó a decaer debido a los buenos caminos a la difusión de los colectivos y camiones y porque el servicio no supo adaptarse a las nuevas demandas.